Dieunedort Wandji de Consumers International, explica por qué la protección del consumidor en la era digital es tan importante para África y los países en desarrollo.
Aunque la protección de los consumidores es débil en muchos países en desarrollo, los consumidores de todo el Sur Global darán un salto gigante en la reivindicación de sus derechos a través de la promoción internacional de los derechos digitales de los consumidores.
Esta fue la impresión que me quedó después de asistir a la reunión de Acceso al Conocimiento (A2K) de Consumers International, Los consumidores en la Sociedad de la Información: Acceso, Justicia y Representación ( 8-9 de marzo, Kuala Lumpur, Malasia). La diversidad de participantes y el contenido de amplio alcance capturaron los variados y versátiles desafíos de los consumidores en la era digital, muchos de los cuales son cruciales para el mundo en desarrollo.
Cuando escuché todas estas inspiradoras presentaciones sobre la protección del consumidor en la sociedad de la información y traté de darles sentido desde una perspectiva africana, empecé a darme cuenta de que la participación del mundo en desarrollo en esta batalla es un doble-doble (double-fold one).
Los consumidores africanos, en particular, están preparados para beneficiarse más que nadie del enfoque de vanguardia de CI en la protección de los consumidores en la sociedad de la información, tal como se estableció en la reunión de Kuala Lumpur.
La falta de acceso
Mientras juega en mi laptop, mi hijo de cinco años de edad aún duda de mi historia de que, al vivir en África, no fue sino hasta que me convertí en un estudiante universitario que pude poner mis ojos ante un computador. Es probable que el consumidor digital del mañana en África no esté consciente de lo mucho que ha ocurrido antes. Mientras disfrutan de realizar un trabajo creativo, los consumidores africanos del mañana no se darán cuenta de lo mucho que las corporaciones han torcido las leyes para invadir la privacidad o abusado de la tecnología para pervertir los derechos de propiedad.
Espero con ansias el momento en que en África el consumidor digital no sepa de las actuales limitaciones y frustraciones. Esta falta de conciencia de batallas pasadas dependerá sin embargo de cuán rápida y eficazmente las organizaciones de consumidores africanas aceleren el ritmo de las actuales tendencias internacionales. Más precisamente, esto dependerá de su capacidad de aprovechar el impulso de A2K, el proyecto de CI, para enfrentar los problemas que afectan actualmente a los consumidores africanos en el contexto de una rápida evolución de los mercados digitales: acceso y protección.
Como los avances en la tecnología digital hoy producen un impacto global, es de vital importancia que los esfuerzos del movimiento de consumidores en el mundo en desarrollo sean inversamente proporcional al número de usuarios reales de productos y servicios digitales.
Las organizaciones de consumidores en el mundo en desarrollo tienen ante sí muchos retos. Aparte de la necesidad de que los países africanos emulen políticas y regulaciones de los países europeos, existe la necesidad de impedir que los países en desarrollo se conviertan en bases para el retiro de fallidos intentos de abuso de las corporaciones. De hecho, como ha sido el caso con las regulaciones del tabaco, existe la preocupación de que los marcos regulatorios vulnerables de derechos de autor puedan ser aprovechados para poner en práctica políticas abusivas que no pudieron ser implementadas en el mundo desarrollado. Por ejemplo, en la India es ilegal compartir una broma a través de Internet, sin citar adecuadamente la fuente!
La brecha digital
Una vez más, tanto como el consumidor digital necesita protección en África, la lucha por el acceso sigue siendo igual de importante. La última Encuesta de Consumo Global de CI sobre Banda Ancha, por ejemplo, sugiere que el acceso a la tecnología de banda ancha se está convirtiendo en un "requisito previo para la participación de los consumidores plenamente en la vida cívica y cultural". Al mismo tiempo, muchos expertos señalan que menos del 5% de los africanos tiene acceso a las nuevas tecnologías tales como computadoras, teléfonos inteligentes y otros dispositivos compatibles con el acceso a banda ancha.
La brecha digital parece estar aumentando y tomando diversas formas. En vez de ser proporcional a los niveles de ingresos locales, los productos relacionados con la tecnología de las comunicaciones resultan ser más caros en los mercados africanos. Así como nos repugna la sola idea de que las bibliotecas públicas en su forma actual podrían no haber existido nunca, es igualmente inaceptable que el acceso al conocimiento colectivo en África se vea obstaculizado por regulaciones abusivas, precios injustos y artificiales barreras tecnológicas.
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