Luis Flores, de CI, reflexiona sobre los resultados de la Cumbre de Río+20 y lo que estos significan para los consumidores
Tratar de resolver los problemas ambientales y sociales del mundo más urgentes y complejos mediante la convocatoria de los mismos gobiernos atrapados en un atasco en los últimos 20 años no iba a ser una solución mágica.
Y después de Río +20, es evidente que una conferencia de la ONU al estilo antiguo con los países miembros negociando un "consenso" ya no es el medio ideal para el cambio.
Sin embargo, a pesar de la consternación inicial sobre los resultados de la Cumbre, hubo al menos una celebración para el movimiento de los derechos del consumidor.
En primer lugar, el consumo y la producción sustentables (CPS) fue reconocido como un tema fundamental. El llamado 'marco de diez años de programas’ que implica el apoyo de los gobiernos al desarrollo de programas nacionales y regionales sobre CPS también fue respaldado por los gobiernos sobre una base voluntaria.
Además, esto tendrá un desarrollo posterior en las negociaciones de este año en la Asamblea General de la ONU. El acuerdo de Río también vincula específicamente el consumo sustentable a los Objetivos del Desarrollo Sustentable que serán objeto de más trabajo en el marco de la ONU.
Decididos a evitar otro Copenhague y un evidente fracaso del sistema multilateral del medio ambiente, los negociadores del gobierno en Río +20, querían sobre todo ser capaces de alcanzar un acuerdo completo y eso es exactamente lo que hicieron al final del proceso.
Pero, dados los resultados y la falta de ambición del documento final oficial que se había negociado en los últimos nueve meses, terminado justo antes del inicio de la Cumbre, muchos no estaban contentos.
No es necesario entender en detalle la economía del desarrollo para considerar la necesidad de una acción urgente. La sustentabilidad se necesita ahora.
La pregunta ya no es si el crecimiento no sustentable está contribuyendo o no a la crisis mundial, sino cuán irreversibles serán los daños.
En los próximos años, el mundo entero tendrá que entrar en una etapa de transición que conducirá a un verdadero desarrollo sustentable, por lo tanto, la acción conjunta y coordinada es necesaria.
Las iniciativas aisladas no son suficientes, y tampoco las decisiones de compra sustentable de algunos iluminados. Los gobiernos tendrán que actuar, y las empresas tendrán que dejar de esconderse detrás de la inercia que los consumidores perciben como una excusa para la inacción.
La cooperación internacional tendrá que poner menos énfasis en cuán justa debe ser la distribución equitativa de las responsabilidades, y más énfasis en las acciones que - si se realizan como una iniciativa conjunta - neutralizarán los efectos negativos sobre la vida de las personas y los medios de subsistencia.
Toda la conciencia pública que hemos experimentado recientemente debería darnos suficiente esperanza para continuar con nuestros esfuerzos. De hecho, cuando han sido encuestados, un número creciente de consumidores expresa un deseo de consumir de manera ecológica, pero carecen de acceso para hacerlo.
Por nuestra parte, CI está actualmente revisando su trabajo sobre consumo sustentable a fin de identificar dónde podemos, como una red de más de 240 organizaciones de consumidores en 115 países, contribuir mejor a este desafío mundial. Esperamos tener los resultados a tiempo para un esfuerzo renovado a principios de 2013.
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