Hoy (lunes 18 de noviembre) es el Día Europeo de la Toma de Conciencia sobre la Resistencia de los Antibióticos y en Australia, EEUU y Canadá se dedicará toda la semana a este tema.
La experta de CI en temas de alimentos, Anna Glayzer, explica las prácticas de la industria que están agravando la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos y amenazando la salud humana.
Cuanto más sabes acerca de la inminente crisis de los antibióticos, más
sorprende la necesidad de la necesidad de un día o incluso una semana de
sensibilización sobre este tema. La palabra “crisis” es usada mucho por
los activistas, pero en este caso, no es una hipérbole.
A principios de este año, el Foro Económico Mundial incluyó la resistencia a los antibióticos en su Informe Global de Riesgos.
En efecto, Dame Sally Davies, Directora Médica del gobierno del Reino Unido, dijo que el problema de los microbios haciéndose cada vez más resistentes a los fármacos más potentes, debería ser clasificado en la lista de los riesgos críticos.
El año pasado, Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, advirtió: "Una era post-antibióticos significa, en efecto, el fin de la medicina moderna como la conocemos. Cosas tan comunes como la faringitis estreptocócica o una rodilla herida de un niño podrían nuevamente ser fatales".
Aquí no se trata de organizaciones radicales o personas al margen de la ciencia alarmando de manera solitaria. Existe un fuerte consenso científico de que debemos estar muy preocupados.
En pocas palabras, como las bacterias se vuelven resistentes a los antibióticos, éstos se vuelven ineficaces. El desarrollo de resistencia es un proceso natural, ya que las bacterias son organismos vivientes y evolutivos.
Mientras más antibióticos usamos, más rápidamente se desarrolla y se extiende la resistencia. Nuestras alcantarillas, ríos y suelos están cada vez más pobladas de bacterias resistentes a los antibióticos.
Con el fin de preservar su eficacia, se necesita urgentemente limitar el uso de antibióticos a lo estrictamente necesario. Relacionado con esto, no se han introducido nuevos antibióticos en el mercado. No ha habido una nueva clase de antibióticos desde 1987.
Hay varias razones que lo explican. Parte del problema es que las compañías farmacéuticas no están incentivadas a gastar dinero en investigación y desarrollo de antibióticos que tienen pocas probabilidades de recuperar cuando los medicamentos están sujetos a controles, o rápidamente se vuelven inefectivos debido al mal uso.
Las causas y las soluciones al problema de la sobre utilización masiva de antibióticos son complejas y requieren la cooperación global. Parte de la solución es dejar de alimentar con antibióticos a los animales.
Antibióticos y animales
En EE.UU. el 80 % de los antibióticos consumidos son tomados por los animales de granja.
En la mayor parte del mundo, los antibióticos se suministran a los animales para que crezcan más rápido, una práctica que ha estado ocurriendo desde los años 40.
El uso de antibióticos como promotores del crecimiento está prohibido en Europa, pero son comunes las dosis preventivas rutinarias para animales sanos.
Las condiciones de las granjas industriales, en las que un gran número de animales se mantiene en lugares cerrados, acentúan los riesgos de propagación de enfermedades, y conducen a un mayor uso de antibióticos.
Además de acelerar nuestro acercamiento a "una era post-antibiótica", la práctica de administrar antibióticos a los animales representa una amenaza directa para la salud humana.
Pruebas realizadas por asociaciones de consumidores han demostrado reiteradamente que la carne de vacuno y aves son residencia de bacterias resistentes a los antibióticos.
Los microorganismos resistentes dentro de animales destinados al consumo pueden transmitirse a los humanos a través del consumo de alimentos contaminados, por el contacto directo con estos animales o por la diseminación en el medio ambiente, por ejemplo por el agua o suelo contaminado.
Más aún, los genes que codifican la resistencia a los antibióticos pueden ser transferidos desde bacterias portadas por los animales a las bacterias que causan enfermedades en los seres humanos.
Los gobiernos tienen que actuar con urgencia a niveles nacionales e internacionales. Mientras tanto, las organizaciones de consumidores tienen un papel clave que desempeñar en la generación de más pruebas, el lobby para el cambio y la difusión de la conciencia acerca de esta situación.
Como Margaret Chan dijo: "Nunca hay que subestimar la importancia de las organizaciones de consumidores y de la sociedad civil en la lucha contra la resistencia a los antibióticos. Son los motores importantes, los agitadores, y los jugadores de primera línea, sobre todo en esta era de las redes sociales".
Un artículo de Reuters, describiendo la situación en Europa y confirmando lo que escribió Anna Glayzer: Antibióticos de último recurso pierden capacidad contra superbacterias en Europa.
ResponderEliminarInteresante (y preocupante) - Gracias Hubert!
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