28 marzo, 2016

Carros seguros: Control Electrónico de Estabilidad es primordial


Las cifras hablan por sí mismas: cada año, más de un millón de personas muere en todo el mundo por accidentes automovilísticos ocurridos en las carreteras y calles. La seguridad de los automóviles es un tema importante y que merece toda la atención de quienes abogamos por mayores resguardos para los consumidores.

En este artículo, ANTONINO SERRA, de CI, escribe sobre la experiencia de haber participado en un reciente test de vehiculos con y sin Control Electrónico de Estabilidad (ESC), mecanismo que otorga gran seguridad a los vehículos y que en nuestra región es aún una tarea pendiente.
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Consumers International está trabajando y apoyando campañas en todo el mundo para conseguir que los autos puedan ser cada vez más seguros, incluyendo en su equipamiento las innovaciones tecnológicas que permiten disminuir los riesgos de accidentes fatales. Una de esas nuevas tecnologías es el Control Electrónico de Estabilidad (ESC, por su sigla en inglés), un dispositivo que permite que los automóviles se estabilicen cuando ocurre una maniobra brusca e inesperada, reduciendo el riesgo de vuelcos.


En muchos países, entre ellos Estados Unidos, Israel, Irlanda, Japón, Rusia, Corea del Sur, Turquía, se ha decidido que todos los automóviles nuevos que se comercializan en sus territorios cuenten con el ESC. En el caso de Estados Unidos que introdujo la obligatoriedad en 2012 se calcula que se han salvado más de 6000 vidas gracias a este dispositivo.

En América Latina el uso del ESC aún es una asignatura pendiente. En Brasil, el gobierno prevé que el ESC se torne obligatorio para 2022, un plazo demasiado extenso para Proteste, uno de nuestros miembros en ese país, que inició una campaña para conseguir que el dispositivo sea obligatorio a más tardar en 2018, fecha en la que también lo será en Argentina.

Como parte de su campaña, Proteste convocó el 23 de marzo a periodistas brasileros y de México a una demostración del funcionamiento del ESC en el autódromo de Interlagos en la ciudad de Sao Paulo. La idea consistió en probar dos vehículos iguales, uno de los cuales contaba con ESC y otro no; un piloto profesional de pruebas fue el encargado de realizar maniobras con ambos automóviles con los periodistas como pasajeros, de manera que pudieran experimentar de manera personal las diferencias de estabilidad en uno u otro.

Tuve la suerte de poder realizar yo mismo la prueba y les confieso que el resultado es sorprendente. El piloto nos llevó primero en el automóvil sin ESC por una parte de la pista realizando maniobras bruscas e indicando antes de ellas los riesgos que tales maniobras entrañaban. Luego se dirigió a otra parte de la pista que había sido previamente acondicionada con conos que la marcaban y cuyo pavimento fue copiosamente mojado para mostrar las diferencias con la pista seca, y realizó las mismas maniobras. Posteriormente, ejecutó las pruebas con el automóvil con ESC. Las diferencias entre uno y otro son notorias, y pude comprobar en la práctica cómo el rodado que contaba con ESC se estabilizaba rápidamente para evitar que el mismo se saliera de su eje.


No hay duda de que esta tecnología es esencial para evitar muchos de los accidentes que se producen en la actualidad. Al contrario de lo que podría suponerse, el costo de incluirlo en un coche sólo tiene un efecto marginal en el costo final del vehículo. 

Nos informaron que en Brasil el costo de instalación es de alrededor de USD $ 50. Si tenemos en cuenta el precio de algunos accesorios para coches puramente estéticos, como llantas de aleación, alerones o accesorios de cromo, o equipos de sonido que superan con creces esta cifra y que son superfluos, la conclusión es que la inclusión de ESC debe ser urgente en todos los nuevos modelos de carros.

Algunos autos de alta gama vendidos en América Latina ya poseen el ESC, lo que plantea la triste dicotomía de que para contar con mayor seguridad es necesario tener más dinero; los automóviles más populares que tienen las cifras de ventas más altas aún deberían esperar muchos años para incluir un dispositivo esencial que, como señalamos, no implica un costo relevante.

Es de esperar que el gobierno de Brasil tome nota de esto y que no demore la introducción del ESC en todos los automóviles hasta 2022. Y que también la tomen el resto de los gobiernos latinoamericanos transformando el ESC en un equipamiento obligatorio para todos los vehículos a la mayor brevedad posible.

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