Hoy, cuando los servicios basados en Internet son prácticamente omnipresentes, se hace más necesario que nunca adquirir conciencia del valor de nuestra privacidad, escribe Paz Peña, Directora de Comunicaciones de la ONG chilena Derechos Digitales.
"Debemos ser nosotros mismos los primeros en protegerla, ya sea mediante la gestión responsable de la información que compartimos en la red, como en nuestro rol de ciudadanos, exigiendo que el Estado y los privados garanticen la protección de nuestros datos".
Más que una anécdota
Una simple foto subida a Instagram fue suficiente para usurpar los datos de una joven chillaneja.
Todo comenzó con una inocente foto en Instagram. Un simple pantallazo de la postulación a la carrera de Derecho, subido como un acto celebratorio por un buen puntaje en la PSU, fue todo lo que se necesitó para casi acabar con los sueños de una incauta estudiante chillaneja. Motivada por un “profundo desprecio”, otra joven utilizó los datos que aparecían en la imagen para cancelar la solicitud universitaria de su contrincante.
Lo que en muchos medios fue tomado como una suerte de anécdota entre dos rivales, es un caso algo más complejo desde una perspectiva de derechos. Según estadísticas del departamento de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones chilena, las denuncias por usurpación de nombre en Internet en 2013 se incrementaron en un 49,4% respecto del año anterior y continúan en aumento.
Las herramientas
El primer problema es de índole tecnológico: no es tan fácil para un software validar con absoluta certeza la identidad de una cuenta. Difícil, aunque no imposible, y hoy son muchos los servicios que proveen herramientas cada vez más seguras para evitar la usurpación de nombre; es el caso de Google o Dropbox, que ofrecen verificación de dos pasos.
En servicios complejos que manejan datos personales en Internet, este tipo de herramientas de verificación de identidad debería ser la tendencia. La pregunta es cuán seguros son los servicios web soportados en Chile. Sin ir más lejos, el DEMRE (Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional de la Universidad de Chile), que maneja las postulaciones universitarias de miles de estudiantes chilenos, se mostró extremadamente vulnerable, al no proveer un mecanismo extra de validación de identidad, como por ejemplo, una contraseña que se entregue aparte.
Hoy son muchos los servicios que disponen de herramientas cada vez más seguras para evitar la usurpación de nombre en Internet.
¿Nosotros?
Pero no toda la responsabilidad puede caer en los proveedores de servicios en la red. Somos nosotros, los mismos usuarios, los que debemos hacer nuestra parte al momento de cuidar los datos personales que publicamos en Internet.
¿Cuán seguro es publicar tu geolocalización en Twitter? ¿Es correcto publicar las fotos de mis amigos de forma abierta y sin su autorización? ¿Cumple tal sitio con los estándares de seguridad mínimos para resguardar los datos personales que me está pidiendo? Algunas pistas para proteger nuestra privacidad las puedes encontrar acá sobre los sitios web; en telefonía celular y usando el anonimato.
Perder la inocencia
Por último, un ecosistema adecuado para la protección de nuestros datos personales, pasa también por cómo los ciudadanos, conscientes de la importancia de cuidar su vida privada, no solo despliegan medidas para protegerla, sino que además exigen resguardos, tanto al mercado como al Estado.
En definitiva, es hora de que perdamos la inocencia y comprendamos al menos tres cosas: uno, no podemos subir cualquier información a la red; dos, no podemos aceptar que servicios que manejen datos personales no ofrezcan garantías para su protección; y tres, debemos exigir a nuestras autoridades el respeto al derecho fundamental a nuestra privacidad.
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