GIOVANI
FLETCHER, Presidente del Instituto Panameño de Derecho de Consumidores y Usuarios
(IPADECU) escribe a continuación sobre los problemas más graves para los usuarios vinculados al sistema de
telefonía móvil en Panamá, con más
de seis millones de celulares activos.
Éstos van
desde las cláusulas abusivas a problemas
de conectividad, pasando por la existencia de servicios de telefonía celular no
regulados y la falta de desarrollo de las redes entre otros.
Cláusulas
abusivas en los contratos:
Es común
observar cláusulas abusivas en los contratos de servicio de telefonía celular, como
por ejemplo, aquellas que garantizan el derecho de las compañías proveedoras de
retirar los equipos en concesión, sobre la base de la deuda en el pago que reflejen,
sin tener los usuarios derecho alguno a discutir el valor de la deuda basada en
los cálculos de la propia telefónica.
Otras cláusulas
abusivas establecen la renuncia previa de los derechos procesales
o judiciales de defensa que tuviera el consumidor frente a un juicio
cualquiera.
Contratos con
clausulas no claras o difusas
Igualmente
existen normas contractuales que no generan perfiles de confianza óptimos en el
consumidor. Son notorias las estipulaciones en donde se utilizan palabras o
expresiones técnicas que no son de fácil entendimiento para los usuarios, sin
que haya mecanismos fáciles de aclaración de las dudas existentes por parte de
la empresa.
Servicios
de telefonía celular no regulados
Los
usuarios panameños de telefonía celular tienen la opción, como en todo el mundo,
de acceder a través de sus dispositivos a servicios tales como Internet
inalámbrico (Internet wap) en su mayoría por medio de la compra o pago de ‘data’
o ‘tiempo aire’ que adquiere por vía de tarjetas de pre-pago. Este
mecanismo también satisface el uso del celular para llamadas a través de
voz. No obstante, es utilizado mayoritariamente para la navegación o el llamado ‘chateo’ por
internet.
El
problema aquí es que los proveedores de estos sistemas de venta de tarjetas
celular de diversos precios, lo hacen sin estipular claramente en las mismas el
costo de ‘tiempo aire’ del minuto por uso de los sistemas que tiene el propio
celular, tales como voz, SMS u otros. No incluyen el costo o cargo por kbps, que absorbe u otorga
según el costo, el propio servicio. De allí que los usuarios con contrato
o tarjetas de pre-pago de data (internet wap) de celular, nunca saben el
nivel o el monto de consumo del servicio de celular que están contratando o
pagando.
Vale la
pena anotar que estos servicios se facturan por día de uso, desde de uno, dos o
cinco días. Si no se utiliza en ese espacio de tiempo, se genera el
agotamiento de la posibilidad de consumo.
Problemas
de conectividad general y caída de llamadas
Otra de
las dificultades surge debido a la cobertura inadecuada de la red móvil en los
centros urbanos del país o en sitios rurales en donde las operadoras
manifiestan, no obstante, tener cobertura.
Es sabido
de ‘puntos ciegos’ en las ciudades en donde en forma extraña la cobertura
desaparece sin que las compañías hayan corregido el fenómeno. Estos
puntos que son de interés para la población, tales como los Corredores Urbanos
de la Ciudad de Panamá, sea el Corredor Norte o el Corredor Sur. En
ciertos puntos de estos lugares, aun cuando son transitados por centenares de
miles de vehículos al día, no se cuenta con la conectividad que las empresas
manifiestan que tienen.
Paralelamente
las llamadas que se cortan o caen durante una comunicación de celular-a-celular
no son compensadas de manera visible.
En efecto,
los usuarios no son compensados cuando una llamada facturada por el proveedor se
cae al inicio de la misma sin la responsabilidad del consumidor, lo que le
obliga a hacer una nueva llamada (con el riesgo de que también se caiga).
Se trata
de un fenómeno frecuente en el sistema de comunicaciones panameño, que se ve
desbordado por más de seis millones de celulares activos.
Se percibe
que estas ‘caídas’ o interrupción de las llamadas, que también se da en la
comunicación vía internet wap, es producto de la saturación del número de
usuarios frente a la capacidad técnica de las redes existentes, un factor no
confesado por el conjunto de los proveedores del sistema.
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