30 junio, 2014

¿Tiene alma Internet?



La NEUTRALIDAD DE LA RED parece un término tan abstracto que es poco probable que la gente se detenga a leer un titular que lo contenga. No obstante, se relaciona 100% con la era digital que estamos viviendo y que necesitamos ampliar y no estrechar con el paso del tiempo.

Pero hay quienes  hubieran querido que ese concepto no  hubiera salido del ámbito técnico. Así lo dijo hace unos días el director de Política de Tecnología Avanzada de CISCO al afirmar que se llevó a los Congresos Nacionales un tema que se debería discutir en ámbitos regulatorios y técnicos…
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Felizmente traspasó esos ámbitos y hoy la Neutralidad de la Red tiene una ley en Chile, fue aprobada en Brasil en el contexto del Marco Civil de Internet que entró en vigencia hace una semana, y también en la Unión Europea, que aprobó el 3 de abril una propuesta para protegerla y que, aunque debe ser debatida por el Consejo Europeo, ha despertado el entusiasmo de los defensores de una Internet libre y diversa como la conocemos hoy.

Hay que agregar que también Holanda y Ecuador tienen normas al respecto.

Donde está peligrando es en México y Estados Unidos, países que viven en estos días un debate nacional sobre el tema.

Veamos el caso de este último país.  

Una propuesta de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) para ofrecer internet a distintas velocidades ha puesto en alerta a los defensores de los consumidores como Consumers Union que se ha planteado contra la propuesta.

Se juega contra el tiempo, pues la FCC dio un plazo para el debate público que termina en septiembre cuando se volverá a votar.

¿De qué se trata la Neutralidad de la Red?

Ni más ni menos que del espíritu mismo de Internet. O de su alma, si se quiere.

La N de la R  garantiza que las compañías proveedoras de servicios de internet (ISP en inglés)  sean neutrales al manejar los datos que viajan por la red (información, imágenes, gráficos), facilitando su flujo y nunca priorizando unos contenido sobre otros, o aumentando la velocidad para algunos sitios web, disminuyéndola para otros o bloqueando páginas o blogs o privilegiando algunas compañías o aplicaciones por sobre otras.

Significa que todo el contenido online es tratado de la misma forma. Sin Neutralidad de la Red, como amenaza con ocurrir en EE.UU., las compañías proveedoras de Internet podrían hacer que un sitio web fuera más disponible que otro. Podrían favorecer a las compañías que les pagan por mayor rapidez, por ejemplo.

Sería el fin de la Internet abierta, tal como se la conoce hasta hoy.

La propuesta de la FCC en EE.UU. contempla que los proveedores de servicios y contenidos (Youtube, Facebook y otros) puedan pagar a las compañías de telecomunicaciones por tratar sus datos con prioridad.   

Por ejemplo, Youtube podría pagar a AT&T (una teleco estadounidense) para que el tráfico de sus videos viaje con prioridad por sus redes. Otras compañías de video online con menos poder económico quedarían en desventaja. 

Según Delara Derakhsani, consultora de Consumers Union, ese tipo de Internet de vía rápida, no augura nada bueno para los consumidores. “Es probable que este movimiento favorezca a las empresas más grandes, y perjudique a las pequeñas que empiezan”. Esto podría crear, "distintos niveles de Internet donde los consumidores puedan pagar por más contenido y velocidad, o se queden atrás con menos opciones”.  

La propuesta, según CU, podría impactar negativamente en los precios, la capacidad de elección y el acceso a Internet, así como en la libre expresión y la innovación. 

Podemos prever que la Neutralidad de la Red será un principio bajo ataque constante al impedir que Internet se ofrezca en diversos paquetes destinados a “satisfacer todo tipo de público” (léase, “propiciar nuevos modelos de negocios”).

También es posible que la industria, con el discurso de buscar que todo el mundo acceda a la banda ancha, entregue un puñado de aplicaciones a algunos  países con lo que se podría profundizar la brecha en lugar de estrecharla, porque esos países sólo verían en Internet los contenidos que quiere la industria. No es la idea de la sociedad de la información que la comunidad internacional ha propiciado en las últimas décadas.

¿Defender la N de la R supone limitar “las modalidades de negocio”? ¿Supone, como se ha puntualizado recientemente en Chile, que no se pueda acceder gratis a algunas redes sociales? Puede ser. Pero el valor de contar con una Internet libre y abierta no tiene precio.

Muchas veces la industria cree que las decisiones correctas pasan por decidir en lugar de los usuarios. Pero, como ha dicho Consumers Union, un puñado de poderosas operadoras de servicios de Internet no debería dictar el futuro de la Red. (Marcela Ortiz, Encargada de Comunicaciones, Oficina de CI para América Latina y el Caribe).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen artículo, sobre un tema que está "sumergido".

John Alfonso Calderón Niño dijo...

Interesante artículo; escribo desde Colombia y la mayoría de servicios de Internet son gratuitos y otros son de pago. Aclaro que los operadores cobran por sus servicios de Internet pero el acceso a sitios web debe ser totalmente libre sin restricción alguna y gracias a la apertura económica a mayor oferta mejores precios competitivos en el mercado...