28 marzo, 2016

DMDC 2016: Las organizaciones como factor decisivo para luchar contra los abusos



JUAN TRÍMBOLI, Director de CI para América Latina y el Caribe, escribe a continuación sobre el contenido de la movilización de las organizaciones de consumidores de la región que colectivamente participaron en la campaña global por el Día Mundial de los Derechos del Consumidor el pasado 15 de marzo.

La jornada, estuvo dedicada a llamar la atención sobre las consecuencias para la salud de la resistencia a los antibióticos. En este contexto, CI y sus miembros llamaron a las mayores compañías de comida rápida del mundo a acordar compromisos globales y a dejar de servir carne de animales tratada rutinariamente con antibióticos usados en medicina humana.
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Una vez más, el Día Mundial de los Derechos del Consumidor se celebró en nuestra región con numerosas y diversas actividades impulsadas por las organizaciones de consumidores. Las mismas resultaron en un aporte relevante para el éxito de la campaña global que impulsa Consumers International y que pone en su centro la exigencia a las cadenas globales de comida rápida de no vender carnes tratadas habitualmente con antibióticos.

El esfuerzo de nuestros miembros logró que se duplicara nuestra meta en el Thunderclap, que las redes sociales se convirtieran en un instrumento masivo en contenidos y creatividad, que varias filiales de las cadenas globales de comida rápida en la región tuvieran que responder ante las exigencias que les hicieran llegar nuestras organizaciones.

Lo anterior, sumado a demostraciones públicas y participación en programas de radio y televisión, se constituyó en un generador de conciencia ciudadana ante un tema que está oculto y cuya gravedad no es todavía asumida en su verdadera dimensión.

Tal como ha ocurrido en otras oportunidades, este 15 de marzo fue la oportunidad de enviar un mensaje claro al mundo empresarial acerca de la necesidad de poner límites a prácticas comerciales que atentan contra la seguridad y la calidad de vida de consumidores y consumidoras.

Las empresas tienen que comportarse en forma transparente con los consumidores, no siendo admisibles conductas que los dañen y si comenten esos daños tienen que hacerse cargo de los mismos.  

Toda la experiencia internacional nos muestra que los mercados funcionan bien, tanto desde un punto de vista económico como social, cuando el mundo empresarial cumple con códigos de conducta que incluyen la prohibición, entre otras, de aquellas prácticas que atentan contra la salud y la vida de las personas.

Y el Estado tiene que disponer de competencias y facultades que le permitan detener con eficacia los abusos que se cometen.

Las organizaciones de consumidores de América Latina y el Caribe han vuelto a demostrar, que más allá de obstáculos y limitaciones, son un factor decisivo para que los mercados y las relaciones de consumo no sean un ámbito de abusos, sino un lugar donde prime el trato responsable, respetuoso y equitativo.  

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