La NEUTRALIDAD DE LA RED parece un término tan abstracto que
es poco probable que la gente se detenga a leer un titular que lo
contenga. No obstante, se relaciona 100%
con la era digital que estamos viviendo y que necesitamos ampliar y no estrechar con el paso del tiempo.
Pero hay quienes hubieran querido que ese concepto no hubiera salido del ámbito técnico. Así lo
dijo hace unos días el director de Política de Tecnología Avanzada de CISCO al
afirmar que se llevó a los
Congresos Nacionales un tema que se debería discutir en ámbitos regulatorios y
técnicos…
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Felizmente traspasó esos ámbitos y hoy la Neutralidad de la
Red tiene una ley en Chile, fue aprobada en Brasil en el contexto del Marco Civil de
Internet que entró en vigencia hace una semana, y también en la Unión Europea, que aprobó el 3 de abril una propuesta para protegerla y que, aunque debe ser
debatida por el Consejo Europeo, ha despertado el entusiasmo de los defensores
de una Internet libre y diversa como la conocemos hoy.
Donde está peligrando es en México y Estados Unidos, países que viven en estos
días un debate nacional sobre el tema.
Veamos el caso de este último país.
Veamos el caso de este último país.
Una
propuesta de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) para ofrecer internet
a distintas velocidades ha puesto en alerta a los defensores de los
consumidores como Consumers Union que se ha planteado contra la
propuesta.
Se juega contra el tiempo, pues la FCC dio un plazo para el
debate público que termina en septiembre cuando se volverá a votar.
¿De qué se trata la Neutralidad de la Red?
Ni más ni menos que del espíritu mismo de Internet. O de su
alma, si se quiere.
La N de la R
garantiza que las compañías proveedoras de servicios de internet (ISP en
inglés) sean neutrales al
manejar los datos que viajan por la red (información, imágenes, gráficos),
facilitando su flujo y nunca priorizando unos contenido sobre otros, o aumentando
la velocidad para algunos sitios web, disminuyéndola para otros o bloqueando
páginas o blogs o privilegiando algunas compañías o aplicaciones por sobre
otras.
Significa que todo el contenido online es tratado
de la misma forma. Sin Neutralidad de la Red, como amenaza con ocurrir en EE.UU., las compañías
proveedoras de Internet podrían hacer que un sitio web fuera más disponible
que otro. Podrían favorecer a las compañías que les pagan por mayor rapidez,
por ejemplo.
Sería el fin de la Internet abierta, tal como se la conoce hasta
hoy.
La propuesta de la FCC en EE.UU. contempla que los proveedores de
servicios y contenidos (Youtube, Facebook y otros) puedan pagar a las compañías
de telecomunicaciones por tratar sus datos con prioridad.
Por ejemplo, Youtube podría pagar a AT&T
(una teleco estadounidense) para que el tráfico de sus videos viaje con
prioridad por sus redes. Otras compañías de video online con menos poder
económico quedarían en desventaja.
Según Delara Derakhsani, consultora
de Consumers Union, ese tipo de Internet de vía rápida, no augura nada bueno
para los consumidores. “Es probable que este movimiento favorezca a las
empresas más grandes, y perjudique a las pequeñas que empiezan”. Esto podría
crear, "distintos niveles de Internet donde los consumidores puedan
pagar por más contenido y velocidad, o se queden atrás con menos opciones”.
La propuesta, según CU, podría impactar
negativamente en los precios, la capacidad de elección y el acceso a Internet, así
como en la libre expresión y la innovación.
Podemos prever que la Neutralidad de la Red será un principio bajo
ataque constante al impedir que Internet se ofrezca en diversos paquetes
destinados a “satisfacer todo tipo de público” (léase, “propiciar nuevos
modelos de negocios”).
También es posible que la industria, con el discurso de
buscar que todo el mundo acceda a la banda ancha, entregue un puñado de
aplicaciones a algunos países con lo que
se podría profundizar la brecha en lugar de estrecharla, porque esos países sólo verían en Internet los
contenidos que quiere la industria. No es la idea de la sociedad de la información que la comunidad internacional ha propiciado en las últimas décadas.
¿Defender la N de la R supone limitar “las modalidades de
negocio”? ¿Supone, como se ha puntualizado recientemente en Chile,
que no se pueda acceder gratis a
algunas redes sociales? Puede ser. Pero el valor de contar con una Internet libre y
abierta no tiene precio.
Muchas veces la industria cree que las decisiones correctas
pasan por decidir en lugar de los usuarios. Pero, como ha dicho Consumers
Union, un puñado de poderosas operadoras
de servicios de Internet no debería dictar el futuro de la Red. (Marcela Ortiz, Encargada de Comunicaciones, Oficina de CI para América Latina y el Caribe).
2 comentarios:
Buen artículo, sobre un tema que está "sumergido".
Interesante artículo; escribo desde Colombia y la mayoría de servicios de Internet son gratuitos y otros son de pago. Aclaro que los operadores cobran por sus servicios de Internet pero el acceso a sitios web debe ser totalmente libre sin restricción alguna y gracias a la apertura económica a mayor oferta mejores precios competitivos en el mercado...
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