Hace seis años, la Organización Panamericana de Salud (OPS)
creó un Grupo de Expertos para desarrollar una estrategia y planes de acción con
el objetivo de disminuir el consumo de sal. En 2012 terminó el mandato de este
grupo y se estableció un Grupo de Consejo Técnico para seguir en el mismo
camino.
En la primera semana de septiembre de 2015 se cerró el trabajo de este último grupo, y ahora la OPS está promoviendo la creación de un tercer grupo que utilizará los procesos llevados a cabo para continuar con los éxitos logrados e invitar a más países a crear planes de acción para reducir el consumo de sodio.
Uno de estos logros, escribe HUBERT LINDERS, encargado de Proyectos y Recaudación de Fondos de CI, "fue la formación de un consorcio de industria, academia, sociedad civil y gobiernos, el SaltSmart Consortium que tuvo su cuarta reunión a mediados de septiembre para evaluar los avances y planificar nuevas actividades".
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En la primera semana de septiembre de 2015 se cerró el trabajo de este último grupo, y ahora la OPS está promoviendo la creación de un tercer grupo que utilizará los procesos llevados a cabo para continuar con los éxitos logrados e invitar a más países a crear planes de acción para reducir el consumo de sodio.
Uno de estos logros, escribe HUBERT LINDERS, encargado de Proyectos y Recaudación de Fondos de CI, "fue la formación de un consorcio de industria, academia, sociedad civil y gobiernos, el SaltSmart Consortium que tuvo su cuarta reunión a mediados de septiembre para evaluar los avances y planificar nuevas actividades".
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Las áreas de trabajo de estos grupos fueron la comunicación y abogacía sobre el tema,
vigilancia o monitoreo de acciones de países y apoyo para desarrollar planes,
cronogramas y límites, entrar en conversaciones con la industria alimentaria
(para reformular sus productos), sincronizar la reducción del consumo de sal por
un lado y el refuerzo de sodio con yodo por otro, el uso de “marketing social”
para cambiar los hábitos alimenticios de consumidores y la investigación
científica.
Los resultados de su trabajo han mostrado cada vez más claro
que el sobreconsumo de sal está estrechamente relacionado con la hipertensión y
otras enfermedades crónicas como las dolencias cardiovasculares,
cerebrovasculares, cálculos renales y osteoporosis.
Últimamente, se ha encontrado que el sobreconsumo de sal aumenta
también la posibilidad de contraer diabetes y padecer obesidad.
Un gran problema de la hipertensión es que no muestra
síntomas muy claros y puede resultar en graves complicaciones como infartos
cerebrales o enfermedades cardiovasculares y por último la muerte. Por esta
razón la llaman el “asesino silencioso”.
En las Américas, ya hay actividades en 20 países para
reducir el consumo de sodio. Doce de ellos tienen planes a nivel nacional. En
cuatro países del Caribe se está investigando cómo cambiar las costumbres de
comer alimentos salados , aparte de agregar sal en la mesa, mediante programas
de marketing social.
A nivel regional se establecieron límites máximos del
contenido de sal en categorías seleccionadas de alimentos que recién fueron adoptados por los países del Mercosur, además de Bolivia y Chile.
Brasil y Chile utilizan acuerdos voluntarios entre industria y gobiernos, mientras Colombia, México, Uruguay y Costa Rica son otros países con actividades.
Brasil y Chile utilizan acuerdos voluntarios entre industria y gobiernos, mientras Colombia, México, Uruguay y Costa Rica son otros países con actividades.
Argentina, Ecuador y Chile han legislado sobre el etiquetado
de alimentos, y Paraguay legisló sobre
el contenido de sal en el pan. Este último es uno de los componentes de nuestra
dieta que aporta más sal, por lo que se puede ganar bastante al disminuir la sal
en su producción.
Contrario al azúcar, el gusto por alimentos salados se puede
desacostumbrar si es un proceso paulatino. Lo extraño es que muchos consumidores
piensan que los productos bajos en sodio también son “bajos en sabor”. Ello explica
parcialmente la resistencia inicial que se vio cuando ciudades como Buenos
Aires, Ciudad de México y Montevideo decidieron prohibir los saleros en los
restaurantes, mientras que en Santiago de Chile esta medida no se logró.
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