Chile está
cerca de hacer historia con la aprobación de un nuevo reglamento respecto al
etiquetado de alimentos no saludables y la promoción de estos alimentos
dirigida a la población infantil, escribe HUBERT LINDERS de CI.
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Chile podría hacer historia porque la aprobación de un nuevo Reglamento sería una señal
fuerte a la industria chilena e internacional que tendría que etiquetar claramente que un alimento no
es apto para su consumo frecuente, usando el ‘disco pare’.
Tampoco podrían
promover ilimitadamente sus productos a la población infantil, ni a través de la televisión, ni
regalando objetos para enganchar a los más pequeños.
Ecuador y México nos han
dado ejemplos de que es posible lograr avances en la legislación pero la ley
chilena y su reglamento serían más completos.
Las
discusiones empezaron hace siete años y culminaron con una ley que podría haber
sido única en el mundo. La industria puso todo su peso en sus argumentos en
contra. Sin embargo, se aprobó. Luego de eso, comenzó una nueva ronda de
debates en torno al reglamento que debe acompañar la ley, para el cual hubo
además una consulta pública que acaba de cerrarse la semana pasada y donde la
sociedad civil pudo expresarse.
En el
próximo paso, el Ministerio de Salud recopilará los comentarios y observaciones
recibidos para llegar a una propuesta final que será enviada a la contraloría.
Una vez aprobada, entrará en vigor después de seis meses.
No obstante
la industria no quiere esperar a la propuesta final del Ministerio de Salud. Ha organizado
reuniones y mesas redondas, movilizado editoriales y think tanks, diciendo que el reglamento con su ‘disco
pare’ confundiría a los consumidores o les infundiría temor, aparte de los
argumentos gastados respecto a que no fueron escuchados, que sus alimentos
procesados no son malos para la salud pero los malos hábitos alimenticios y el
consumo desmedido y el gran sedentarismo sí lo son, que no tienen cómo lograr
los cambios en la reformulación de los alimentos con demasiada sal, azúcar y
grasa y que estos cambios implican pérdidas de trabajo por ventas disminuidas.
La industria
logró incluso la ‘preocupación’ de empresas internacionales y, con ello, la
atención del Ministerio de Economía. Si no obtienen una intervención del
Ministerio de Economía, buscarán otros caminos para frenar el reglamento.
Mientras tanto, la sociedad civil tiene que seguir movilizada como lo ha hecho
en las últimas semanas con twiterazos y juntándose en frentes amplios para
contraponerse a la industria y lograr la aprobación del reglamento.
Es fácil
invalidar y refutar cada uno de los argumentos de la industria que están basados,
obviamente, en el puro interés propio. Desafortunadamente, las organizaciones
civiles que se preocupan por la salud de niños y adultos no tienen el
presupuesto de marketing como sí lo tiene la industria. Ni tampoco tienen una
llegada adecuada a los medios masivos existentes.
Lo que nos enoja,
claro que sí, es que la industria menosprecia al público, aspira a contar con
la desinformación, y alude a investigaciones e institutos científicos
(patrocinados por las mismas empresas) que sí nos desinforman, como lo hizo la
industria tabacalera durante años.
Pero ya
sabemos hace mucho tiempo que fumar es malo para la salud y puede causar cáncer
y otras enfermedades. Y felizmente también sabemos que consumir productos con
altos contenidos de azúcar, sal, grasas y calorías, daña la salud.
Enfermedades
como diabetes tipo II o hipertensión no se vieron hace unos años en
adolescentes ni menos en niños, ahora empiezan a ser comunes. Chile está en el
2º lugar, detrás de México, en la venta de comida ultra-procesada, que contiene
a veces más químicos que ingredientes realmente naturales. Chile también es el
segundo país en obesidad infantil en América Latina. ¿Coincidencia?
Lo que
necesitamos es abrir los ojos y dejar de consumir productos con estos tres
enemigos (azúcar, sal y grasa) para nuestra salud. También necesitamos darnos cuenta que no todo lo que nos quiere hacer creer la industria de alimentos es cierto.
Su negocio es ganar dinero, no preocuparse de la salud de los consumidores. Esto es tarea
del Ministerio de Salud y no del Ministerio de Economía.
Ojalá pronto se apruebe el
reglamento chileno tal como se ha propuesto, para que sirva como ejemplo para los
países de la región.
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