"Antes moríamos por enfermedades infecciosas pero los
avances de la ciencia han logrado que esto suceda cada vez menos. Sin embargo y a pesar de que la expectativa
de vida ha aumentado, la calidad de
nuestra vida está disminuyendo como consecuencia de los hábitos poco saludables que tenemos hoy y que se ven
reflejados en los problemas de salud que padecemos".
RAQUEL SÁNCHEZ, experta en alimentos de Consumidores y Usuarios Asociados (CUA), escribe sobre el momento que vive Uruguay en la actualidad y las medidas que este país ha decidido implementar para luchar por una alimentación saludable.
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Uruguay, al igual
que muchos países en desarrollo, está pasando por un período de transición
nutricional. Esto significa que
coexisten deficiencias nutricionales,
como es la anemia en nuestro país,
conjuntamente con la obesidad que se da,
entre otros factores, por un alto
consumo de azúcares refinados, grasas, alimentos ultra procesados y disminución
de la actividad física.
Antes moríamos por enfermedades infecciosas, pero los
avances de la ciencia han logrado que esto suceda cada vez menos. Sin embargo, y a pesar de que la expectativa
de vida ha aumentado, la calidad de
nuestra vida está disminuyendo como consecuencia de los hábitos poco saludables que tenemos hoy y que se ven
reflejados en los problemas de salud que padecemos.
De acuerdo a la primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades Crónicas No
Transmisibles (MSP, 2006), éstas son la causa del 70% de las muertes en
Uruguay, elevada discapacidad, insumen
un 60% de los costos de atención médica y constituyen un verdadero problema social. Entre ellas están la hipertensión arterial
(37% de los adultos encuestados, 2% en niños, 10% adolescentes), diabetes (8%), sobrepeso y obesidad (60%), y algunos tipos de cáncer.
Tienen en común, que su causa contribuyente es la alimentación inadecuada y la alimentación saludable es pilar fundamental del tratamiento.
Los avances de la tecnología han contribuido a que cada
vez nos movamos menos y pasemos más tiempo frente al ordenador, televisor,
video juegos, no caminemos ni para hacer mandados porque vamos en auto o lo
pedimos por internet.
Se vive con mayor stress, dedicamos más horas al trabajo o a actividades fuera de casa que
restan tiempo para la planificación de la comida familiar y su elaboración en el hogar. Esto
sumado al incremento de precios de los alimentos y a los millones de dólares
que gasta la industria alimentaria para inundarnos de mensajes creativos,
seductores, música pegadiza (por televisión, radio, cine, telefonía móvil, cartelería pública, etc.) hace que cada vez
compremos más comida fuera con las
características que no todos los consumidores conocen.
¿Por qué es
importante para las Asociaciones de Defensa del Consumidor informar, educar, trabajar con las
instituciones públicas y privadas que tienen bajo su responsabilidad
elaborar políticas de salud, de
educación, económicas, de contralor, trabajar con la industria para mejorar la calidad nutricional
de los alimentos que elaboran y trabajar con los Consumidores para que sean
ellos partícipes en este contralor con sus reclamos?
Porque acá se nos va la vida y la calidad de vida de
nuestros hijos y seres queridos, cada
vez a menor plazo.
Antes, la hipertensión o la diabetes la padecían los adultos, nuestros
padres y abuelos, hoy hay cada vez más
niños y adolescentes que las padecen y el sobrepeso y la obesidad juegan un papel
desencadenante fundamental.
A tal punto es
importante la alimentación adecuada, que numerosos estudios científicos han
demostrado que el estado de salud de un adulto depende del estado nutricional
de la madre en el momento de la concepción.
El Informe Técnico 916 de FAO/OMS (2003) (estudios de Barker), menciona:
-Un niño con retraso
en el crecimiento fetal y aumento de
peso acelerado en la lactancia, muy posiblemente será un adulto con
hipertensión arterial.
-Niños con
crecimiento acelerado por una inadecuada incorporación de alimentos luego de la
lactancia, aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares y padecer cáncer
en la etapa adulta (mama, útero, colon).
Tenemos que
trabajar para mejorar calidad nutricional de alimentos que consumen niños y
adolescentes, pensando además que el embarazo adolescente viene alcanzando
altos porcentajes con las consecuencias que conlleva.
En las escuelas y en el país
En relación a esto,
Uruguay implementa desde 2014, la Ley 19.140 que regula la venta de
alimentos en las instituciones
educativas, de educación primaria y secundaria, públicas y privadas.
Simultáneamente, se firmó también el año
pasado, “El Compromiso por el Derecho a una Alimentación Adecuada”, en el que
participaron múltiples instituciones
públicas, privadas, educativas, la
industria, la Universidad de la República, la Asociación Civil y CUA en
representación de los consumidores.
El
Ministerio de Salud Pública ha conformado también, un grupo de trabajo técnico
e interinstitucional al cual fuimos invitados a participar, para el estudio y
cambio del etiquetado nutricional actual.
El gobierno municipal aprobó un decreto para retirar los saleros de las
mesas de restaurantes y comedores y se firmó un convenio voluntario con muchas
panaderías de la ciudad para disminuir la cantidad de sodio del pan.
Hace muchos años
que la alimentación saludable y la inocuidad alimentaria han sido temas de
campañas de Consumers International y cada una de las organizaciones afiliadas
lo ha trabajado de acuerdo a sus recursos y a la magnitud de los problemas en
su país.
La campaña
Tal vez esta sea la primera
vez que este tema sea común a todos, porque los problemas de salud que trae
aparejado una alimentación no saludable son problemas de Salud Pública a nivel
mundial y es una excelente oportunidad para el trabajo en Red, compartir
campañas, transmitir experiencias exitosas y también de las otras para no
cometer errores o despilfarrar recursos.
Tenemos derecho a
estar informados para elegir responsablemente lo que consumimos; tenemos
derecho a un acceso equitativo de los alimentos saludables.
No es posible que la comida chatarra sea de
mucho menor precio que las frutas y verduras; que lo que la industria elabora
sin agregado de sodio, reducido en azúcares o grasas, por ponerle la etiqueta
“Ligth”, incrementa el precio de
manera sorprendente.
Es más barato
comprar la medicación antihipertensiva que comprar los productos sin sal, con
la ganancia que esto implica para la industria farmacéutica.
¡Hay mucho por
hacer! Festejemos todos este 15 de marzo y excelente campaña!
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